De compras por el centro comercial
El placer de calentar y mostrarse
Cada vez que me llama Álvaro una extraña sensación invade mi cuerpo. El conoce mi secreto y sabe que accedo complacida a llevar a cabo todo lo que se le ocurre. Es un buen amigo, más que eso, casi se podría decir que es el tutor que me guía en la satisfacción de mis más íntimos deseos. No puedo negarme a sus proposiciones, pero no por que sea su sumisa dominada. Me conoce tan bien, que sus ocurrencias me satisfacen plenamente y me hace vivir momentos maravillosos. Somos como una sociedad perfecta, donde yo...