Mis vacaciones solitarias

Una pareja no pudo resistir la tentación de tener un encuentro desenfrenado con él al descubrir que no paraba de mirarlos.

Llevaba ya tres días en las islas y me mataba a pajas durantes las noches, después de haber estado todo el día en la playa contemplando los cuerpos hermosos de las lugareñas y los cuerpos definidos de sus novios, sus hombres y de todos aquellos turistas.

Me había fijado, especialmente, en una pareja que estaban en mi mismo hotel. La manera en que las poderosas manos de él le recorrían la espalda, las piernas a ella me ponía enfermo. En esos momentos me imaginaba que me encontraba tumbado j...