Mi primera vez en París (3)

Álvaro y Jorge, los mejores amigos, se han empezado a liar en la ducha de su albergue... Pero alguien les interrumpirá. (Tercera parte de Mi primera vez en París)

(¡Tienes que leer Mi primera vez en París y Mi primera vez en París (2) para seguir con esta parte de la historia, que será la última.)

Estaba en la ducha común de aquel albergue, besando al que era mi mejor amigo, acariciando su pecho peludo y mojado. Y estaba bajando la mano hacia su polla cuando alguien entró en las duchas, e inmediatamente nos separamos.

El que entró era un chaval joven,  abrió mucho los ojos cuando nos vio ahí, desnudos, con las pollas totalmente duras. Pero nosotros disimu...

Un jovencito en mi balcón - Segunda parte

Adil vuelve a casa de Manuel, que está preparándose para cenar con su novio, el cual no sabe nada de aquella infidelidad con el jovencito negro.

(¡Tenéis que leer la primera parte, “Un jovencito en mi balcón” para empezar con esta!)

Abrí la puerta y ahí estaba otra vez él: Adil. El jovencito negro que se había colado en mi casa por el balcón y que había terminado follándome como nadie me había follado antes. ¡Menuda historia para contar me dejó! Aunque a quien no se la conté fue a mi novio, ese que me esperaba en la mesa con la cena recién hecha y unas velas encendidas.

-¡Cariño! –me llamó-. ¿Quién es?

Yo no supe que contestarle. M...

Un jovencito en mi balcón

Una mañana Manuel se despierta por el ruido que hacen unos obreros que están arreglando la fachada de su bloque de pisos. Entonces uno de los obreros. el más joven, se cuela en su balcón y le pide ir al baño. Y Manuel no se imagina lo que sucederá después...

Aquella mañana me desperté porque escuché unos ruidos. Lo primero que hice al levantarme fue mirarme en el espejo. No me quedaba nada mal el pelo despeinado, y mi torso estaba perfecto como siempre. Una erección hacía que mi pantalón de pijama tuviera un bulto inmenso. Me rasqué un poco la polla y fui a ver el motivo del ruido.

No recordaba que mi comunidad de vecinos había aprobado una obra para arreglar la fachada, por lo que al asomarme al balcón del salón vi a un par de obreros colgados con arnese...

Mi primera vez en París (2)

(Leer después de "Mi primera vez en París"). Jorge acude a la cita de Thomas en su cama, mientras su amigo Álvaro duerme en la cama de la lado.

Después de pasar todo el día de turismo por París, Álvaro y yo llegamos al albergue agotados. Pero yo no había dejado de pensar en la nota de Thomas. “Nos vemos esta noche en mi cama cuando tu amigo duerma”. Me pasé el día deseando volver a ver su cuerpo, poder tocarlo en profundidad. Me pasé el día excitado.

Llegamos a la habitación de noche, y Thomas ya estaba metido en su cama. Álvaro y yo volvimos a quedarnos en calzoncillos y subimos a la parte de arriba de nuestras literas. Le dije que estaba ag...

Mi primera vez en París

Jorge está de viaje en París con su mejor amigo, Álvaro. Ambos duermen en un albergue en el que comparten habitación con un desconocido, Thomas, un chico francés con un cuerpo perfecto.

Habíamos pasado todo el día París. Estaba haciendo un viaje por Europa con mi mejor amigo, Álvaro, y ese día llegamos a la capital francesa por la mañana. Íbamos a pasar tres noches allí, durmiendo en un albergue. Habíamos cogido una habitación para compartir con otras dos personas, pero cuando llegamos a coger la llave nos dijeron que solo íbamos a tener un compañero de cuarto, un chico francés.

Álvaro y yo llegamos a la habitación por la noche, agotados. Solo había dos literas. El baño estaba al fin...

Un verano con Lucas

Dani veranea desde pequeño con sus padres en casa de unos amigos de estos, que tienen un hijo de diecisiete años, Lucas, que Dani empieza a ver con otros ojos.

Desde que era pequeño solía pasar un par de semanas de vacaciones de verano en la casa de la playa de unos antiguos amigos de mis padres. Íbamos mi madre, mi padre y yo, y allí nos recibían el matrimonio del que eran amigos y el hijo de estos, Lucas, que era un par de años mayor que yo y al que quería tanto como si fuese mi propio primo.

No fue hasta ese verano en el que yo acababa de cumplir quince años cuando me fijé en lo guapo que se había puesto Lucas con apenas diecisiete años. Había cambiado mu...