Día en el castillo (2)

Este conjunto de relatos usa mucho del sexo más sucio y de actos violentos. Por tanto, no lo abras si esos temas te molestan. No sirve de nada quejarse después.

PetitPierre me pidio permiso para salir conmigo, y se lo concedí a ambos, que escogieron unos buenos potros capados. Naturalemente, me imitaron y salieron sin ropa ellos y sin silla los caballos. Apenas cinco o diez minutos de ir al paso, taconeé a mi entero, y empezamos una fuerte galopada. Los dos negros, que eran muy buenos para tratar con los animales, no lo eran tanto para cabalgar, así que al poco cayó uno y se detuvo el otro. Yo seguí a todo galope por los campos, disfrutando del aire, la veloc...

Día en el castillo (1)

Este conjunto de relatos usa mucho del sexo más sucio y de actos violentos. Por tanto, no lo abras si esos temas te molestan. No sirve de nada quejarse después.

Al despertar por la mañana tuve uno de esos momentos de duda: ¿era cierta mi felicidad o sólo había sido un sueño? Pero bastaba con abrir los ojos.

A mi lado, con la tranquila respiración de quien duerme agotado, estaba el cuerpo joven de mi potro. Sobre sus nalgas se notaban las marcas de unos azotes con látigo, y sobre su cuerpo dormido, se veían las pequeñas costritas de las manchas de semen; la abundante lefa derramada, no sólo por nosotros dos, se había secado subre su carne.

En la ca...

Unos slips sucios

Una historia sobre la relación de los sucio con la excitación sexual.

Cuando Julián llegó a su casa de trabajar, justo antes de que consiguiera derrumbarse a descansar en el sillón, su mujer le espetó:

Tienes que hablar con el niño.

¿Por qué?, ¿qué ha dicho ahora?

No, no es lo que ha dicho, sino lo que ha hecho.

El queeeee.

Iba a guardártela para que la vieras, pero luego he pensado que era una guarrada, así que le he echado a lavar. La sábana, una gran mancha.

¿Qué se ha meado en la cama? ¿A su edad?

Si ese fuera el problema, y...