Dúo a tres
Ocurrió en una fiesta en una casa ajena. Sólo buscaba satisfacer una fantasía, un deseo que, con el tiempo, se había convertido en obsesión, en necesidad.
Fue una locura, ya lo sé. Pero necesitaba hacerlo. Quería experimentarlo; equivocarme, quizá; perder la razón, es posible. Pero lo hice.
Entramos los tres en el dormitorio de aquella casa que ninguno conocíamos. Dejamos atrás una fiesta en la que ninguno teníamos intención alguna de integrarnos. Ninguno habló, sólo oíamos el murmullo de la gente en el piso inferior. Tampoco ninguno de nosotros intentó encender las luces de la habitación: a través del pasillo iluminado vimos una cama enorme, de colchas...