El amante de la Sra. Carlota

Esos negros amores clandestinos...

La Señora Carlota tenía un amante. Un amante fuerte, vigoroso, tremendamente viril. Y negro. Fue sobre todo esto último lo que más impresionó a la Señora Carlota aquella mañana de abril que le conoció, volviendo de la compra con el carrito cargado de lechugas, perejil, pan, vino, lentejas, fabada asturiana Litoral, callos a la madrileña y veinticinco años de fiel matrimonio, de mañanas de mercado y domingos en la sierra. Se encontraron al lado de la ferretería, frente a una tienda de oscuros deseos y callad...