Chocolate con churros
Un sábado cualquiera. O casi.
La felicidad es efímera cuando ya pasó y eterna cuando te envuelve como una manta. Se parece a una infancia feliz, pues tiene mucho de vivir y poco de mirar al futuro. No son los pequeños momentos, qué coño va a ser eso; la felicidad es estar enamorado, y en esas estaba Aleix.
Tumbado en una cama ajena, pero cada vez más conocida, se despertaba incómodo, una vez más, por los desagradables sonidos provenientes del piso de abajo. El señor Antonio, aparte de ser un señor muy serio, parecía empeñado en qu...