La República del sexo

Un amigo, Vida Escrita, me relata su viaje a Canérota, isla donde el sexo es tan común como las tres comidas diarias, paraíso donde los vecinos yacen con sus vecinas sin vergüenza ni recogimiento, las familias se muestran cariño a través del placer y los amigos juegan a ser quien más sexo tiene.

Parte I

Me encontré esta historia en la cafetería, en una mesa apartada. Fue Vida Escrita, que también escribe por aquí bajo el nombre de @Lavidaescrita13, quien me contó esta historia y yo quién la encontré y la transmito como hiciera Cervantes con aquella del sabio Cide Hamete. Cuando Vida pensó que nadie nos prestaba atención, apartó el café y empezó a hablar de Canérota.

Primero me dijo la historia de esta isla, país que no ha entrado en las Naciones Unidas ni tiene intención de abrirse al mu...

El deseo de los que se pelean

Después de caer en la tentación una vez, Mar juega conmigo, reprime su deseo y termina por volver arrodillada a mi cama.

II

Después de la primera vez entre Mar y yo, los días siguientes fuerron irreales, inciertos como son los sueños. Cuando volvía a ver a María, mi novia, cuando me buscaba para besarme y me decía te quiero y yo le decía te quiero, mi corazón latía más despacio. Cuando la tenía en mis brazos, si bailaba conmigo, por ejemplo, mis ojos se iban siempre al techo. Dejaba de mirar la realidad pues toda ella me la suponía mentira y por tanto cuanto antes me despertase antes acabaría mi teatro. Y sin embargo no...

Mar, nuestra compañera de piso

Pese al desprecio mutuo, Mar y yo fallamos a nuestras parejas y hacemos todo lo que no hay que hacer en la misma casa donde vivía con mi novia.

I

Como todos, yo también tengo un problema con el sexo. No sé si es la sensación de victoria, no sé si es el placer o si hay algo irritándome adentro que intento tapar follando. Pero, es verdad, solo cuando estoy agarrando a alguien por la cadera y estrellándola contra mí es cuando soy feliz. Por desgracia el sexo tiene un precio. En este caso, pagaría con mi relación y no pude pararlo.

Esto me pasó en Valencia. Hace cuatro años, creo, yo estaba allí estudiando y compartía habitación con dos chi...