No se puede extrañar lo que nunca se tuvo
Nos conocimos un día cualquiera. Yo navegaba por la red, y ella dio conmigo.
Nos conocimos un día cualquiera. Yo navegaba por la red, y ella dio conmigo. Nuestra relación comenzó con un “he visto que eres de Vigo”. Por fin alguien de mi tierra, alguien que pudiera entender cómo de grande me venía Madrid. Charlamos durante un par de meses. No puedo negar lo que me gustaba recibir sus correos, me ponía nerviosa, frenética al ver su nombre en la pantalla de mi ordenador. Le contestaba de forma cortés, aunque nunca he sido de comedir mis palabras, pero temía que se asustara.
Charl...