Reencuentro con la perra pródiga (II)
Cuando nos quedamos a solas, me divertí atando a Laura.
II.- Atada
Ya estábamos a solas en el cuarto de los juegos. Ella ya estaba desnuda cuando me acerqué con las cuerdas. Apoyé una en su hombro, dejando que cayese un bucle sobre su pecho y le agarré de la argolla para que inclinase el cuerpo. Le rodeé el pecho con otra cuerda, seis vueltas de la segunda cuerda rodeaban su teta hasta atarla con la primera. Repetí la operación en el otro seno.
Con los pechos rodeados y sendos bucles libres me recreé en mirar mi obra. Me encanta el shibari y ver...