La primera fiesta de cuatro
Ernesto con un rugido se clavó hasta el fondo y quedándose quieto por un instante descargó dentro copiosos chorros de semen que pusieron en éxtasis a Pat y la hicieron correrse a los gritos. Se retiró despacio y al salir, quedó esa vagina abierta y pulsando una cantidad de leche que enseguida chorreó la entrepierna.
Ya expliqué en otro relato la circunstancia de cómo conocí a Pat y como funcionamos por primera vez en la cama. En realidad, lo bueno que tenia nuestra relación era el sabor de lo prohibido. Recordarán que éramos dos matrimonios sin hijos que a la fuerza de hacernos amigos terminamos durmiendo los fines de semana juntos.
Si bien mi relación en cuanto a sexo con mi esposa era muy fluida, a ambos nos gustaba mucho ser poco convencionales. En especial habíamos descubierto cuanto nos erotizaba escuc...