Mi venganza es negra y mide 24 centímetros

Mis dedos se retorcieron, mis pezones estaban duros como rocas y mi coño era un humedal. Cerré los ojos eché mi cabeza hacía atrás y dejé que mis manos me llevasen al nirvana. De fondo, desde el estudio, se oía el vídeo de Alberto y su amante en bucle. Jadeaban intensamente.

El siguiente relato puede ser considerado como la continuación de mi primer texto en este foro, llamado “Deseos no cumplidos, cuernos no consentidos”. En aquellas líneas contaba como mi pareja, Alberto, desestimaba y se burlaba de mis deseos de realizar un intercambio de parejas o una infidelidad consentida. Esta situación generaba en mi una amplia insatisfacción que desahogué en un modesto grupo de palabras y que desembocó en una masturbación antológica. Ese era (y sigue siendo) mi único consuelo al fantas...

Deseos no cumplidos, cuernos no consentidos.

Es innegable que deseo ver a Alberto con otra mujer, a la vez que ardo en deseos de que él me observe mientras otro hombre me penetra vigorosamente. Una vez le insinué este tipo de juegos eróticos y su respuesta fue tajante: “eso es para degenerados”. Ese fue el comienzo de mi vida como novia infiel

Empezaré mi primer relato en este foro de una forma poco habitual: reconociendo que no está basado en hechos reales. Las siguientes líneas forman parte de mis sueños eróticos más inconfesables, y plasmarlos en este texto forma parte de las propias fantasías. De hecho, mientras escribo, ya empiezo a notar como pequeñas mariposas corretean hacia mi vulva. Redactar y publicar este relato me pone muy, muy caliente.

Desde hace varios años, fantaseo con todo lo relacionado con las infidelidades consentidas,...