Fantasía consumada
Agradecí que el aire fresco me golpeara la cara. Me sentía acalorado y satisfecho. Mentalmente repasaba las imágenes que trataba de almacenar para no perder aquella sensación, igual que había hecho diez años antes.
Agradecí que el aire fresco me golpeara la cara. Me sentía acalorado y satisfecho. Mentalmente repasaba las imágenes que trataba de almacenar para no perder aquella sensación, igual que había hecho diez años antes. Aún tenía su aroma impregnado en mi piel y aún me parecía sentir su aliento en mi boca, su respiración en mis labios. Notaba aún sus manos aferradas a mi sexo, una lo masajeaba con fuerza mientras otra acariciaba suavemente mis testículos hasta que exploté en aquella frenética emanación de...