El hombre deforme
Como la miseria humana siempre será eso, miseria.
El hombre deforme, nació niño deforme. Por eso nunca quiso nadie mirar su rostro desfigurado. Como si la sola visión de lo horrible fuera contagiosa, los otros niños ni siquiera se reían de él. En los recreos, siempre estaba sólo y si el niño deforme se acercaba al patio en el que jugaban sus compañeros, estos salían corriendo en todas las direcciones, gritando y dejando abandonados el balón y las porterías.
El niño deforme sabía que nadie se atrevía a mirarle a la cara, que la gente se cambiaba...