Mas putita que todas las zorras (2)

Sergio se ofrce a ser poseido com una putita

Llego el sábado y a las cinco en punto Sergio apareció por mi apartamento, nos besamos y nos abrazamos lindo, vestía un chandal Nike bastante holgado, antes de que le pudiera acariciar me pidió que pusiera un par de cervezas bien frías mientras el entraba en el baño, sentado en el sofá que había sido testigo de nuestro primer encuentro espere que saliera del aseo, cuando lo hizo mi sorpresa se transformo en una profunda emoción, Sergio vestía un tanguita negro, con ligueros también negros, medias negr...

Mas putita que todas las zorras

Un joven bisex conoce a un afeminado adolescente peruano con rasgos japoneses e indigenas.

Me presento, tengo 27 años, vivo en una ciudad española, soy moreno, con el pelo corto y los ojos castaños, 1.78 y 80K, soy bisex activo, muy morboso y dominante, en lo que refiere a la entrepierna la Naturaleza fue generosa conmigo no so voy a atosigar con medidas de largo y grosor que después cada uno se cree o no se cree, lo que si os puedo decir que practico deporte y en las duchas mi verga llama la atención de todos. Mi posición económica es muy buena, vivo solo en un magnifico y coqueto ático qu...

Rabodulce (II)

Tras la marcha de Hector, Jose y Julio, dos amigos se ofrecen como putitas para Rabodulce.

La ausencia de Hector me sumergió en un mar de dudas y de continuas masturbaciones. Pero es como los asesinos, el que ha matado tiene sed de sangre, al que ha follado las pajas no le bastan.

Julio un chico del instituto me llamaba la atención, era tímido y discreto pero yo había notado algo en su mirada, el problema se llamaba Jose, su amigo inseparable, un muro que había que superar.

Mis audacias me sorprendían a mi mismo, la mas efectiva fue la de enseñar. A la hora de salir al patio siem...

Rabodulce (I)

Iniciación en la sexualidad de un chaval bien dotado con un amigo.

Ocurrió en los meses de verano cuando tenia catorce años, comenzó a darme fiebres, estirar los huesos y aflorar pelo negro en mis axilas y mi pubis, pero lo sorprendente fue el pene, de unos doce centímetros paso a casi veinte, estaba super sensible y emanaba un peculiar e intenso olor de su capullo. En dos meses, y sin saber como había llegado, me encontré con un monstruo entre las piernas que estaba en permanente estado de erección y que necesitaba continuos desahogos. Las masturbaciones, hubo días,...