Incesto, alcohol y unas rayas

... Si a los treinta años después de un mes sin follar te ofrecen un coño jugoso, pues pasa que pasa, que se juntan el hambre con las ganas de comer y ocurre lo que ocurre.

El bar era un antro de delincuentes de poca monta, pero tenía una mesa de billar nueva y a mí el billar me encantaba. Mis buenos dineros me tengo ganado con aquellos pazguatos que iban a las descargas de tabaco rubio y andaban con los bolsillos llenos, ya que  los ilusos se pensaban que sabían jugar y lo más parecido a una bola de billar que habían visto era un ladrillo y los más parecido a un taco era el mango de una escoba.

Tras la barra servían dos chicas, una se hacía llamar Vero. Tenía veinte año...

Seduciendo a su prima

Una abogada de la capital vuelve a su pueblo de visita, duerme en la misma cama que su prima y..., eso.

Sábado 12 de agosto de 1972. Rebeca subía una cuesta de tierra en su Mini de color verde y se encontró con un carrillo tirado por un caballo que llevaba su dueño por las bridas. Cómo el camino era tan estrecho que no daba para adelantar tuvo que parar. Echó el freno de mano. Apagó el auto y le dejó puesta la primera. Encendió un Winston y se iba a armar de paciencia, pero el hombre sacó el carrillo de camino y con una mano le hizo señales para que continuase. La muchacha se puso en marcha y poco después atr...

La honrada dueña de una casa de putas

A una mujer el marido le pone los cuernos y encima le llama puta por ser la dueña de un burdel. La mujer, despechada va a su casa de putas... Si quieres saber que pasa lee el relato.

Sandro era un joven moreno, de estatura mediana y bien parecido que estaba haciendo el servicio militar. En uno de sus permisos había ido con unos amigos a celebrar una despedida de soltero a un bar de luces, o sea, a un bar de putas. No sé la hora que era, lo que sé es que los otros se habían ido a follar y Sandro estaba mamado en la barra. Una mujer, que por la gargantilla de oro y el vestido azul largo de seda que llevaba no tenía pinta de puta, se sentó en un taburete que estaba al lado del suyo y le pr...

La casada mal follada y el proxeneta

Corriéndose ella se corrieron ellos y la bautizaron con leche. Acabó con leche dentro de su boca, en los labios, en las mejillas, en la frente, en los ojos y en el cuello.

Jorge Carlos Javier, un hombre que ya no cumplía los cincuenta años. Estaba en una esquina de un club de alterne bisexual de su propiedad tomando una ginebra con tónica. Enfrente de él estaba su hijo Camilo con una estrella Galicia delante.

-... No puedo con ella, papa, no puedo. Me mata a polvos.

-Pues parece un ángel pelirrojo.

-Es un ángel, es. ¡Es un ángel del infierno!

-¿No serás que tú tienes poco aguante?

-No, Megan es una ninfómana. Cuanto más le doy más quiere.

J...

El capullito de papá

Una muchacha incestuosa, bisexual, irreverente y déspota acaba encontrándose con la horma de su zapato.

Se llama Elvira, tiene veintiséis años, es rubia, de ojos azules, alta, tiene buenas tetas y un culito respingón que hace suspirar a chicas y a chicos. Podría pasar por la mujer casi perfecta, pero quien la conoce sabe que es incestuosa, bisexual, irreverente, y déspota.

Os voy a contar algunos retazos de su vida sexual y lo haré cómo si fuera ella la que lo hace.

La incestuosa.

Mi nombre es Elvira. Soy hija única y cómo mi padre siempre fue rico nunca me negó nada, pero nada de nada.

...

Seducida y desvirgada por mi hermano

El roce hace el cariño.

Desde niños nuestros padres nos dejaban solos en casa por la noche y se iban a trabajar en el estraperlo que era lo que daba de comer en aquellos tiempos.

Yo era un año menor que mi hermano Julito, que era quien se quedaba a cargo de la casa, una casa nueva producto del "trabajo" y de untar a la guardia civil y a los carabineros.

Los años pasaron. Se acabara el estraperlo de café y llegara el del tabaco. Julito ya era Julio y yo de Julita pasara a ser Julia. Por las noches lo sentía hacer sus co...

He tenido un sueño húmedo contigo, papá.

Le pellizcó los pezones, luego la cogió por los pelos, tiró hacia atrás y le dio a mazo.

Espagueti con pepinos, calabaza y olivas, eso se estaban comiendo Eugenio, su esposa Clara y su hija Dulce. Era el primer día que comía juntos desde que regresara de la cabaña. Clara le dijo a su sirvienta Matilde, una mexicana de veintiocho años, rellenita, con buenas tetas y buen culo que estaba reponiendo servilletas en la mesa:

-Cada día te superas cocinando, Matilde.

-Gracias, señora, pero a mí esta comida...

-¿Qué le pasa a la comida?

-¿Puedo hablar con franqueza?

-Claro,...

Tres noches durmiendo en una cabaña con su padre

Una muchacha sigue en su moto al taxi que lleva a su padre, ya que piensa que su padre tiene una amante. El taxi lleva al padre a una cabaña. Comienza a nevar. El taxi se va y padre e hija se van a quedar aislados aislados por la nieve.

Eugenio, 46 años, moreno, de ojos negros, espigado, atractivo, con modales refinados y dueño de un bufete de abogados, comía a la mesa con su esposa Clara y con su hija Dulce. Comía espinacas con garbanzos, huevo poché y de postre le esperaba un kiwi. Clara, que era vegetariana, antes de meter unos garbanzos en la boca, le dijo:

-Todos los meses igual. ¿Tú no tendrás una aventura, Eugenio?

El hombre se enfadó.

-¡La pregunta ofende, Clara!

Clara, que era una cuarentona, rubia teñida y...

Las cuñadas necesitadas y sus peculiares maridos

Cando a una mujer el marido no la atiende bien se le junta el hambre con las ganas de comer y come de todo, y más que comería si supiera lo que come él.

Jugaba el Real Madrid en el Camp Nou contra el Barcelona. A la una de la tarde se habían marchado desde la Coruña para Barcelona Secundino y Lucho, que eran hermanos. El partido era a las nueve de la noche y no volverían hasta el día siguiente. Sus esposas, Carmen y Josefa habían quedado en encontrarse en el piso de la primera.

Sonó el timbre de la puerta del piso de Carmen. La mujer se arregló el cabello y fue a abrir la puerta.. Allí estaba su cuñada Josefa con un paquete de pasteles en una mano y u...

¡Por el culo no, papá, por el culo no!

A ver, a ver, que me entere yo. Mi padre, un hombre católico romano apostólico, temeroso de Dios... ¿Quiere cometer un incesto?

Eran otros tiempos, era otro modo de vida, era que se era una muchacha que se llamaba Engracia a la que su padre metiera en un internado de monjas porque era lesbiana.

Voy a ponerme en la piel de la muchacha, una muchacha rubia, de ojos verdes y con un cuerpo cómo la Venus de Urbino, sí, la diosa que pintó Tiziano.

Todo tiene un principio y un final, y yo voy a empezar y acabar por el final.

Estaba sentada en el banco de los acusados y el juez me preguntó:

-¿Tiene algo que decir en s...