Samantha, demasiado joven para estar casada (1)
Samantha sin embargo, con su inocencia, se sentía fatal en ese lugar. Y cuando de repente una mano paso por su cuerpo, dio un respingo. Sonia la miro, pero no dijo nada. De pronto otra mano paso por su cuerpo, rozándole el culo.
¿Se puede estar casada y mantener la inocencia? Seguramente no, pero Samantha era, seguramente, una de las mujeres más cercanas a esa situación.
Como todas las mañanas, Samantha se despertó en su cama sola. Su marido hacía ya un buen rato que se había marchado al trabajo. A la joven le halagaba que no quisiera nunca molestarla despertandola, pero a veces desearía que lo hiciera y le diera un beso de buenos días, o incluso que se dejara llevar y ese beso fuera a más y la acariciara el cuerpo y... Pero...