Una salida.

Elisa intenta ver el mundo más allá del pequeño pueblo en el que ha nacido. Rosa simboliza para ella todo lo que su hogar no le da. Los medios para obtener una nueva vida van a llegar a ella por una vía inesperada.

Tenía 18 años cuando había conocido a Rosa, la vecina. Elisa la había observado con atención casi desde que se había mudado, siguiendo el ejemplo de todo el vecindario, que no quitaba de encima los ojos vigilantes y jueces de la nueva miembro de aquella comunidad. El barrio era un sitio tranquilo, y desde el punto de vista de nuestra protagonista siguió siéndolo después de la llegada de Rosa, pero mucha gente opinaba lo contrario. Entre esos detractores se encontraba su propia madre, representante en la men...