La Diosa Cubana

Mi maestra de baile cubana me dio unas clases en la cama.

Llevaba ya unos meses asistiendo a clases de salsa. Yo tenía 29 años y Mónica, mi maestra, 32, era una hermosa cubana mulata de pelo largo rizado negro azabache, unos labios carnosos, un culo grande y firme, unos muslos que reflejaban todos esos años de experiencia en las danza cubana, unas tetas bien proporcionadas y unas caderas que parecían hacer temblar en suelo cada vez que bailaba. Era como si su cuerpo hubiera sido tallado por los mismísimos dioses del erotismo. Para mí era imposible ver a esa mulata...