Lo que mi hija me susurró al oído
EL CUENTO QUE MI HIJA ME SUSURRÓ AL OÍDO DESPUÉS DE SODOMIZARLA. Una propina/final común para la historia del padre y sus dos hijas.
Ella no se mueve. El pelo se le pega a la cara, pegajosa de sudor, y respira agitada pero sin excesos. Yo no puedo dejar de mirarla. Sólo lleva la camiseta blanca y su culo parece que aún tiemble. Muy pronto, sino ya, empezará a expulsar mi semen como la lava ardiente de un volcán. Pero la he follado demasiado fuerte, demasiado profundo. Hay una parte de papi que no saldrá jamás. Ella me mira con ojos vacios y suaves. Nunca la había visto así. Nunca me había mirado sin preguntas ni interés. Ahora está compl...