Propiedad de mi hijo 3

El amo recibe la recompensa por haber ganado en el juego

Mi hijo, nuestro Amo y Señor, se acercó lentamente hacia donde nos encontrábamos inmovilizadas y, pasando la mano por mi grupa, me arreó un fuerte cachete en mi trasero, que recibí agradecida, sintiéndome feliz de ser su propiedad. A continuación se situó frente a su hermana, que hasta ese momento había permanecido aparentemente olvidada y ajena a cuanto sucedía en la sala pues continuaba  con la bola de la mordaza en el interior de su boca y el antifaz impidiéndole ver nada de lo que había sucedido hasta e...