(4) Nin y Fa
El placer empezó a inundar su mente de nuevo, y con él, llegó algo nuevo, pues su olfato, su tacto, su oído, y hasta su gusto, se fue amplificando
El placer empezó a inundar su mente de nuevo, y con él, llegó algo nuevo, pues su olfato, su tacto, su oído, y hasta su gusto, se fue amplificando…
Sus dedos ya no tocaban a Fa, sino que acariciaban una especie de nube densa, el cuerpo de Fa había perdido su consistencia y sus dedos ya no sentían la suave piel de su amiga, si no que estaban como fusionados con su cuerpo. Le era muy difícil distinguir dónde acababa su piel y dónde empezaba la piel de su amiga y con esa extraña sensación, tan agradable...