Mascarilla infiel en pleno Covid-19

Como convertir la maldita, pero obligada mascarilla, en un objeto de inmenso placer

Carmen y yo habíamos sido amantes durante muchos años. Como siempre, y a pesar de que sexualmente siempre fueron extraordinarias, estas relaciones no están exentas de problemas diversos y un buen día decidimos dejarlo amistosamente y dedicarnos más a nuestras familias respectivas.

Podéis encontrar una muestra de cómo era nuestra relación en el relato que escribí en marzo del 2018 bajo el título "Aprendiendo a llover".

Tras muchos meses de separación acordada, A principios de 2020, Carmen y yo no...

Channel nº 5, ¿el mejor perfume del mundo?

El injustamente olvidado sentido del olor en el sexo

Desde hacia unos meses que Pepa y yo éramos amantes semanales. En efecto, ella vivía en Madrid,  y yo en Barcelona, ambos felizmente casados y con encantadoras familias. Mi trabajo me obligaba a acudir a Madrid una vez por semana y en casi todas ellas lográbamos "desaparecer" 2-4 horas para encontrarnos en algún sitio y follar como dioses.

Aquella semana, como tantas otras, nos habíamos calentado por teléfono y ansiábamos vernos quizá más que lo habitual.

Sin embargo, aquel miércoles todo salió...

Aprendiendo a llover

Como una buena amiga y yo hicimos realidad por primera vez mi fantasía de practicar la lluvia dorada

Carmen y yo éramos viejos amigos. Como nuestra relación había sido profesional, aunque nunca trabajamos en la misma empresa, siempre habíamos considerado que era mejor no liarnos. No obstante, de vez en cuando nuestros cuerpos se rozaban de forma aparentemente fortuita y en nuestros besos de saludo los labios tenían tendencia a tocarse.

Un buen día, después de una temporada sin vernos, le mandé un mail para proponerle una nueva comida y terminé el mail con una frase enigmática: "te propongo que nos gu...