Capítulo 4: Piel y pecado
Eras implacable con tus complacencias, me desvestías arrojándome al suelo, mientras que los fantasmas de aquellos momentos estériles temblaban de tanto goce.
Capítulo 4: Piel y Pecado
Me encantaba saber a qué sabias, me encantaba olerte en lo oscuro, imaginarte en el tacto, me encantaba cuando inventábamos juntos rituales, lentos, exasperantes, minucioso. Aprendí una lengua sin origen desconocido, rudo y dulce, en la que el pudor más profundo era la obscenidad más pura.
Concluíamos un pacto donde los nervios morían y donde ningún ojo ennoblecía nuestro refugio, mientras me descubría empapada en su ritmo.
Eras implacable con tus complacencia...