Domingo
Como una tranquila mañana de domingo se alegra por una visita de Él.
Domingo por la mañana, ya hace unos días que se levantaron las restricciones, pero Amo solo me habla por mensajes y yo ya no tengo ganas ni de masturbarme. El pijama se vuelve mi fiel compañero.
Suena el timbre, abro sin mirar ni preguntar quién es. El del otro lado es Amo, mi respiración se corta, mi excitación aparece.
—perra, ya puedes respirar —dice sonriente—. El pijama te queda bien, pero me gustas más sin.
—No lo esperaba, Amo. ¿Quiere tomarse un café mientras me cambio.
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