Un mundo ideal 4: graduación femenina

Las perritas se gradúan para pasar a la Escuela Superior, excepto dos de ellas, que son entregadas a compradores extranjeros

  • Sí... ¿sí, Amo?

La cara de Sergio denotaba impaciencia. ¿Acaso su perro no estaba concentrado? Siguió la trayectoria de su mirada y se encontró con los ojos de layla, vidriosos. Entendió enseguida. Pero así eran las cosas.

  • perro, responde.

  • Perdón, Amo - estaba claro que tenía que elegir. No quería renunciar a layla, pero menos aún quería decepcionar a sus Dueños y ser degradado. Respiró hondo - será un verdadero honor y placer para mí ascender de rango, mi Señor, y prometo intentar e...

Un mundo ideal 3: amor perro.

No todo es tan bonito como parece, y alvin se siente presionado

  • Cariño, ¿vamos a ir esta noche a la ceremonia de alvin? Me lo ha preguntado Sergio.

  • No voy a poder, estoy muy liado. Ve tú con layla si quieres, ¿de acuerdo?

  • Está bien.

  • Me encantaría ir, de verdad. No he estado nunca en una ceremonia de ascensión de rango, pero me temo que los quehaceres me retienen.

La perrita layla se encontraba con la cara hundida en su cuenco de agua, bebiendo, y levantó la cabeza sobresaltada. ¿Iban a ascender a alvin? No, no podía ser. ¿Por qué precisam...

Un mundo ideal 2

Una pequeña humillación en el parque. pongo es castigado por su torpeza. Y todos se preparan para la ceremonia de alvin

Sergio habló del tema de alvin con sus compañeros. Aunque la última decisión, en ese caso, sí dependía de él al ser el director de la escuela, le gustaba contar con la aprobación de los demás profesores y, en general, la idea fue acogida con agrado.

  • Eso sí, habrás de tener cuidado. Recuerda que, al principio, su doma fue un poco complicada. Acuérdate de cómo se rebelaba - opinó Begoña, la subdirectora, profesora de sexo anal teórico.

  • Tranquila, ya he pensado en ello. De hecho, irónicamente,...

Un mundo ideal

Introducción a una serie de varios relatos. He aquí un mundo de Am@s y sumis@s

Un mundo ideal

Estaba amaneciendo y ya comenzaba a haber actividad en la ciudad. Algunos comercios abrían sus puertas. Diversos operarios colocaban carteles por todos los distritos anunciando la gran fiesta. Y no era para menos. No todos los días se cumplen cien años…

  • Cien años, ¡qué barbaridad! – exclamó el alcalde, leyendo el periódico al lado de su mujer – ¿puedes creértelo? Y todavía hay gente que desaprueba nuestro estilo de vida.

  • Sí, mi amor. Es de locos, ¿verdad, perrita? –...