Una décima de segundo
Una sumisa es obligada masturbarse sin llegar a correrse como castigo cuando esta sola en casa en ausencia de su Maestro
Tengo una mezcla de sentimientos y emociones que no se muy bien cómo describir. Me siento frustrada y a la vez agradecida, me siento ansiosa y extremadamente caliente.
Mi Maestro me ha pedido que me masturbe, de forma súbita noté como esa petición me calentaba la temperatura corporal y que mi mente se dispersaba sin poder remediar dejar de pensar en otra cosa que no fuera ir a la cama.
Antes, como pequeño castigo, me hizo desnudarme y delante de un espejo abofetearme tres veces la cara de forma...