Un masaje relajante
Un fin de semana de vacaciones empieza con una intensa sesión de masaje sexual que acaba en un trío caliente
Golpean en la puerta de nuestra habitación. Estás acostada en la cama, con una toalla alrededor de tu cuerpo todavía mojado por la ducha. Esperas al masajista que he llamado. Imagino ya sus manos sobre ti. Hace calor, el sol entra por la ventana. Abro la puerta y finalmente veo al hombre a quien sólo conocía por la voz. No es muy alto, pelo fino y muy corto. Parece deportivo. Entra y te ve en la cama, le damos la bienvenida y se presenta: Juan. Después de los saludos iniciales, en los que sus ojos t...