Confundida hasta el final

Llegamos al hotel, un lugar encantador con toque antiguo, pero todo bien decorado y acogedor. Nada más entrar, en la recepción, un chico nos atiende. Era alto, moreno de piel, de unos 35 años, delgado y de ojos marrones. Amablemente nos solicita la documentación para confirmar la reserva, a lo cual,

Llevábamos  mucho tiempo sin salir solos, tenemos dos hijos y siempre que hemos salido a algún sitio, hemos ido acompañados de ellos. Esta vez, después de mucho tiempo, sería diferente.  Queríamos pasar un fin de semana tranquilos, relajarnos y desconectar del trabajo diario. Así que habíamos reservado un par de noches en un hotel con spa, donde poder desconectar un poco y disfrutar de los placeres del agua. Llego el día de salir de viaje, todo preparado en la maleta, ropa cómoda y algo más elegante para sa...