Los maestros del placer
Dos compañeritos se convirtieron en mis mejores maestros.
Ahora que tengo la suficiente edad y experiencia para comprender mejor el mundo, recuerdo casi con nostalgia el internado canadiense donde mis padres me fueron a tirar, según ellos, porque sus trabajos no les permitían cuidarme adecuadamente. Fue ahí donde conocí a Devon Hanner y Santiago Melendez. Devon era un profesor de origen alemán, amigo de los dueños del internado, además de ser un digno espécimen de su raza de 28 años, alto, rubio de ojos azules y con un muy buen cuerpo atlético, era mi profes...