Una pelirroja se vuelve obediente • Parte 4

Después de un tiempo sin escribir... Mía se da cuenta de que quiere ser tratada como una perra y acepta las condiciones de su Dueño. Un relato para los amantes del petplay y las pelirrojas humilladas.

Off: ¡Perdonad mi ausencia! Espero vuestros comentarios e ideas varias sobre lo que pueda ir pasándome... en las siguientes partes.

Me pasé la primera parte de la noche cachonda perdida, sin poder tocarme por una orden que normalmente no habría cumplido, yo, más libre que nadie. La segunda parte de la noche la inauguró una ducha y una cena, muchas dudas y recuerdos de cada parte de la tarde anterior. Cada vez estaba más mojada, así que decidí, ya de madrugada, intentar dormir.

Cuando me desper...

Usada y humillada en la oficina de mi Amo

Quería sorprender a mi Señor con una visita a su oficina. Un relato sobre humillación, zorreo y posibles ascensos. ¿Me invitarías a tu oficina?

Tenía el día libre y quería darle una sorpresa a mi Señor. Solían gustarle mis sorpresas, sobre todo porque en ellas salía mi lado más pervertido y a él le encantaba que sacase a la puta que llevo dentro. Me vestí sexy, pero discreta: una falda beige con florecitas con vuelo, bastante corta, y una blusa blanca metida por dentro, con suficientes botones desabrochados como para que se notase que no llevaba sujetador. Tampoco llevaba braguitas ni tanga, y la sensación de eso en el tren era entre excitante y ag...

De zorra a perra obediente a base de azotes

La mejor forma de disfrutar de unas caladas de maría es siendo azotada para corregir tu mala actitud...

Estaba deseando que llegase este día. Habíamos quedado para divertirnos todo lo que nuestros trabajos y responsabilidades no nos habían permitido. Yo, que soy algo presumida, me maquillé de forma natural pero con mucho rimel, para destacar mis ojos cuando le mirase desde abajo. Me había vestido provocativa bajo el fino abrigo de entretiempo: medias de rejilla, una falda que apenas me tapaba el culo y un top escotado en v que transparentaba mis pezones. Obviamente no llevaba nada de ropa interior y en mis do...

Una pelirroja se vuelve obediente • Parte 3

Los deseos sumisos van aflorando en la pelirroja. Tendré que decidir, tras esa noche, si seguir con mi vida o ser sometida por Él: Me permitió sentarme en la silla pero no sacar las braguitas de mi coño (...) en vez de servirme una copa de vino, lo sirvió en un bol mientras él se servía una copa.

|| ¡Hola! He estado liada y no he podido sentarme a escribir esta continuación. He intentado hacerla algo más larga que las anteriores. Gracias por vuestros mensajes, agradeceré cualquier feedback que me deis e ideas para continuar. ||

La situación se relajó unos instantes después. Sacó de la nevera unos tuppers y preparó una cena rápida pero deliciosa consistente en arroz, verduras y salsa vegana. Me permitió sentarme en la silla pero no sacar las braguitas de mi coño. Sirvió dos platos pero sólo pu...

Una pelirroja se vuelve obediente • Parte 2

Después de acceder a pasar la tarde-noche con él, empiezo a descubrir cuanto de su parte dominante es un farol... Y cómo me excita la sumisión.

Me llevó a su piso; no hablamos mucho por el camino y me estaba empezando a poner nerviosa. Cuando llegamos a la puerta, mientras observaba la sala minimalista y con poca luz que componía el salón con cocina americana, me detuvo.

  • Quítate las bragas. - Me ordenó. Fui a hacerlo mientras me aproximaba a besarle, pero me aprisionó el cuello con una sola mano y apretó hasta que me detuve, boqueando. Entonces terminé de obedecer, quedando con la prenda en la mano. Me la arrancó de entre los dedos y la met...

Una pelirroja se vuelve obediente • Parte 1

Tras encerrar los encuentros pasados con la sumisión en un cajón, vuelvo a encontrarme con las órdenes. ¿Será cosa de una noche?

Uno, dos, tres. Sabía detectar perfectamente cuándo iba a entrar el metro en el andén por el sonido. Me despeinó al pasar, haciendo que mi pelo rizado cobrizo se alborotase aún más. Sujeté el borde de mi minifalda negra para que no se levantase, evitando una escena a lo Marylin en la estación.

Me empujaron para pasar pero no le di importancia. Pasé al vagón de cola y me puse de puntillas para buscar entre la gente a mi cita de hoy. Cuando le encontré no supe si sonreír o bajar la mirada. Sus ojos osc...