El amanecer de Lorién (1)

Algunos momentos son mejor a oscuras.

EL AMANECER DE LORIÉN (1)

La noche era muy oscura, tan sólo la solitaria luz de una farola conseguía actuar como una especie de faro para los transeúntes. Estaba nervioso, el corazón me latía con fuerza como si se fuera a desprender de mi pecho, y la humedad y el calor del ambiente inundaron todo mi cuerpo, haciendo que por cada paso, se liberara por mis poros el aroma de la testosterona como si de un perfume se tratase.

Estaba llegando al final del paseo, una gran escalinata conducía a la...