Diez

Sus dedos separan levemente mis nalgas y yo cierro los ojos queriendo negarme, sé qué viene ahora y sé que me va a doler aún más

DIEZ

Mientras siento el sudor caer por mis sienes, mantengo la cabeza agachada intentando no cometer ningún error, ninguna falta. Tiemblo de excitación y siento como goteo despacio humedeciendo el almohadón con la punta. No lo oigo, ni lo veo, tengo los ojos tapados con un pañuelo negro, pero lo puedo sentir  cerca, sé que su cinturón sigue en la mano mientras las mías se aferran al cabecero.

Sus dedos separan levemente mis nalgas y yo cierro los ojos queriendo negarme, sé qué viene ahora y sé...

Podría haber sido peor

- podría ser peor –me encogí de hombros- podríamos llevar las bragas iguales –agrandé los ojos medio riendo. -¿Qué? -Rió - espero que no… de que color… -titubeó- las llevas

Ambas  nos mirábamos  la una a la otra desafiantes y lascivas,  era la primera vez que  nos veíamos en persona pero nadie lo diría, casi no hacían falta las palabras.  Puede que, en realidad, sólo reveláramos a través de nuestra  lujuria aquello que nos convenía. Seguro que era así.  Pero  eran una corriente tan evidente que hablaba por sí sola.

Ella  vestía una  blusa  blanca y una falda roja  a juego con el color de sus zapatos de aguja. También rojos.  Casualmente,  calzábamos   las dos de forma mu...

Hambre de ti

Cuando el hambre no pasa de la cocina.

Estaba  empezando a hacer la cena, era muy pronto y él Aún tardaría un buen rato en llegar, corte la lechuga a tiras, la lavé bajo el grifo y la escurrí. En ese momento escuché la puerta, era él   que se acercaba, me giré para saludarle. “Hey, has llegado muy pronto mira como me pillas.” Fui a secarme para besarle. “Quieta  ahí vida, ya voy yo.”“Tengo las manos mojadas, espera.” Las alcé mostrándolas “¡No, no, chssss! Sigue con las manos así, pequeña.”

Oh, oh... cuando pronunciaba esa...

Mojada con tu recuerdo

Me mandas la fotografía de tu virilidad un minuto antes de –estoy segura- frotarte con fuerza hasta correrte pensando en mí.

Tengo una oscura esencia fetichista, irremediable y lujuriosa que me eleva al cielo del placer.  Que me obliga a admirar la imagen de tu verga dura y brillante en la pantalla, mientras busco en mi imaginación la prenda que te acabas de quitar, que no se ve pero debe de estar ahí. Me mandas la fotografía de tu virilidad un minuto antes de –estoy segura-   frotarte con fuerza hasta correrte pensando en mí.

Por enésima vez en la noche, miro al otro lado de la pantalla tu carne dura como el acero, y mis o...

¿quieres seguir jugando?

¿Alguien sabe qué rige nuestros actos? No podía creérmelo. Mis muslos temblaron...

Una faldita y una camiseta de tirantes, un tanga de hilo y su mano deslizándose entre mis muslos.  Un suspiro. Un primer pensamiento pasó por mi cabeza para recordarme que aquello no estaba bien. Que su novio podía entrar en cualquier momento. Yo no era así… ¿Cuándo había deseado el orgasmo de la mano de otra mujer? No era así.

Pero ¿alguien sabe qué rige nuestros actos? No podía creérmelo. Mis muslos temblaron, todo mi cuerpo se estremeció al contacto de sus dedos, seguía sacando los cubitos de hielo...

Sentir

Baja dejando un rastro de saliva por mis pechos, capturando un pezón y luego otro, mordiéndolos, paseando su lengua por ellos, serpenteando mientras los enreda en sus dientes.

SENTIR

Estoy absolutamente desnuda, ha ido deshaciéndose de cada prenda sin prisa, suave, lento, hasta dejarme expuesta, ante él, en medio de aquella habitación. Pasea sus ojos claros por mi cuerpo, mientras se relame y sube la vista hasta mi faz, que muestra para él todo mi deseo contenido, se acerca despacio y yo siento que no controlo bien mi respiración, mi pecho sube y baja agitado.

Sonríe lujurioso y hunde su cara en mi cuello, paseando su lengua por el lóbulo de mi oreja, por mi mandíbul...