Desde mi azotea VIII (final)

¿Es sólo sexo? Es fácil, placentero y sin compromiso. ¿Se puede pedir más? Pero a veces todo se complica y en la vida se ha de renunciar a cosas que nos apetecerían hacer.

Llegó el día del cumpleaños de Elena y Pablo se quedó en casa todo el día. Su cuñado David ya había vuelto en su viaje relámpago para la celebración con su mujer. Los dos salieron de casa un poco antes para preparar más cosas en el local, y Pablo pasó la tarde un poco inquieto.

Aquella mañana había escuchado a su hermana desde la puerta hablar con la vecina. Las dos mujeres hablaban distendidamente sobre la fiesta, pero al oír las palabras de Jara, se sintió soliviantado. Le estaba confirmando a Elena...

Desde mi azotea VII

¿Por qué es tan excitante follar a escondidas? Ya superaron la barrera del pudor. Ahora las escapadas furtivas ofrecen el sexo más rico.

Después de la intensa sesión de sexo virtual, Pablo se sentía más inquieto de lo normal. Habían pasado varios días desde aquello y no había visto a Jara. Ni tan siquiera por la calle al saludarse, ni siquiera un cigarro en la azotea. Aunque se mensajeaban todos los días, él necesitaba más.

En un periodo muy corto de tiempo, se había acostumbrado a las escapadas con Jara. Aquellos momentos íntimos, no sólo de sexo, sino de risas y confidencias, hacían que rondara en su cabeza una palabra que su concien...

Desde mi azotea VI

El sexo por WhatsApp también puede ser muy morboso y Jara y Pablo agudizan el ingenio cuando no es posible saltar el muro.

Jara y Pablo jugaban como adolescentes en el sofá, sintiéndose como fugitivos que hacían algo prohibido y a la vez, liberados para mostrarse el uno al otro tal y como eran.

Él no podía dejar sus manos quietas y a Jara le parecía increíble lo que había pasado en los últimos días. Sentía que había vivido más en un par de semanas que en dieciséis años de casada. «¡Qué puta locura!», pensaba.

Pero Pablo la volvía loca. El hecho de ser mayor que él, de que ella misma estuviera casada y además ser la...

Desde mi azotea V

No solo en la azotea se puede disfrutar de nuevas experiencias. A veces, su pueden cambiar los escenarios y disfrutar del morbo de los secretos que ahora comparten Jara y Pablo.

Los primeros rayos de sol entraron tímidamente por la ventana, posándose en los parpados de Jara y haciéndola despertar. En un primer instante se sintió inquieta al no reconocer el lugar, aunque segundos después asimiló que todo lo que había pasado no había sido un sueño, sino algo real, muy real.

Estaba desnuda, con la cabeza sobre el pecho de Pablo, que la rodeaba con el brazo. Se incorporó intentando no despertarlo y se sentó en el borde de la cama, echando la vista atrás y se quedó observándolo. «...

Desde mi azotea IV

«Imaginar no es malo». La tensión sexual va en aumento entre las conversaciones en la azotea y en el día a día de Jara y Pablo.

Jara bajó las escaleras desde la azotea hasta su habitación después de despedirse de Pablo, aunque antes de atravesar la puerta se paró un instante bajo el marco, vio a su marido roncando boca abajo y se giró y se metió en el cuarto de baño.

No se había dado cuenta que aún no se había cambiado y llevaba aquella camiseta roja y los cortísimos pantalones.

Abrió el grifo del lavabo para refrescarse un poco y mientras sentía el agua resbalar por su cuello, se quitó la camiseta para ponerse un pequeñ...

Desde mi azotea III

Pablo y Jara van estrechando su amistad y cada vez se sienten más cercanos el uno con el otro. Hay atracción, pero todavía quedan muchas cosas por pasar en la azotea.

Aquella mañana Sonia se había despertado antes que Pablo después de pasar una intensa noche de sexo. El seguía en la cama, bocabajo y acercándose a él, le susurró al oído.

—Venga bello durmiente, arriba. Vamos.

Pablo se desperezó y vio a Sonia ya vestida y arreglada así que sintió la «obligación» de levantarse también, a pesar de que le hubiera gustado dormir un par de horas más, cualquiera que fuese la hora en aquel momento.

—¿Dónde vas? ¿No tenías la mañana libre hoy?

—Tú lo has di...

Desde mi azotea II

Pablo se va adaptando a la nueva vida en casa de sus padres y con la ayuda de algunos amigos, recuerda gratos recuerdos del pasado que le traerán al presente nuevas sensaciones

Pablo volvió a su cama después de haber escuchado el homenaje que se estaban dando los vecinos y se sintió turbado. Tal vez era esa nueva sensación de soledad a la que no estaba acostumbrado, aunque era más bien una soledad física.

¿Por qué pensaba en la vecina? «Jara». Le gustaba ese nombre, aunque se sentía confundido. La vecina no era lo que él quería, además no encajaba en el perfil de mujer que a él gustaba. Realmente no tenía un tipo de mujer específico, pero estaba seguro que una mujer casada,...

Desde mi azotea I (prólogo)

Un joven recibe un duro golpe en su vida y debe volver a casa de sus padres. Pese al paso atrás, descubre las ventajas de volver a casa, sobre todo, teniendo nuevos vecinos...

Se sentía un fracasado. De repente, la  vida de Pablo había dado un vuelco de 180 grados. Sin apenas darse cuenta, en apenas dos meses, había perdido su trabajo como diseñador gráfico y su novia desde hacía cinco años, le había puesto los cuernos.

«¿Qué podía salir peor?» se preguntaba. En realidad su trabajo no lo había perdido, simplemente no había conseguido renovar su contrato en la agencia de publicidad en la que trabajaba. A sus veinticinco años, tampoco era una tragedia griega, pero llevaba des...