Mis primeros cuernos
Aunque lo habíamos hablado y imaginado muchas veces, nunca había sucedido. Pero esta noche Carla se anima, y soy testigo de su placer, para mi placer.
¿Puede ir mejor la noche? Yo creo que no. Del brazo de Carla, avanzamos por la acera, riéndonos a carcajadas. Desconocemos a dónde vamos: nunca habíamos estado antes en esta ciudad. La cena fue estupenda, una copa llevo a otra, paramos en un par de locales a tomar algo… y aquí estamos, disfrutando del paseo, cruzándonos con desconocidos que están igual que nosotros: de fiesta.
-¡Entremos ahí! –Carla señala una puerta, arriba un cartel reza “La Salsa”. No espera mi aprobación, tira de mi mano hacía all...