¿A quién le dan pan, que llore?
Me mire al espejo, no me despeine ni arruine el maquillaje. Me tumbe en la cama y miré al techo mientras exhalaba el humo del cigarro, suspire de placer y tranquilidad, había cogido rico.
¿A quién le dan pan, que llore?
Esa mañana había despertado caliente, ya estaba lista para salir, vestido negro de encaje, manga corta con escote cuadrado amplio, que dejaba ver buena parte de mis tetas, y por atrás, escote a media espalda, falda corta con vuelo, que dejaba ver la mitad de mis muslos, medias de red, que llegaban al comienzo de la falda y botines. Para las manos unos guantes largos de red a juego con las medias, cubrían hasta por encima del codo. Mi cabello planchado, teñido de negro,...