Al servicio de las damas
Sumiso debe atender como se merecen a dos damas muy especiales
Desnudo frente al espejo, totalmente depilado , más un muñeco que un hombre. Así le gusta a mi Señora. Miro mi miembro, tan blanco, colgando en esa posición casi avergonzada. Mi Señora lo coge y juega un rato con él.
- Espero que hoy te portes bien, no me gustaría tener que castigarte.
Hoy vienen sus amigas, Virgi y Laura, dos de las peores personas con las que me he topado. Dos sádicas que disfrutan solo con el dolor ajeno. Una vez al mes mi Señora las invita a tomar el té. El muñeco preparado...