La siesta
Mientras ella duerme, él no puede resistir tocarla, acariciarla... En el fondo, desea despertarla.
LA SIESTA
Voy a meterme en el descanso tenue, en la ensoñación leve que ahora estás teniendo. Estás es ese cuarto tuyo que nunca he visto, lleno de peluches, con el ronroneo del ordenador encendido. Estás sobre la cama, y el último sol de la tarde calienta la estancia. También te calienta a ti. El calor te obliga a estar sólo con un sujetador deportivo y unas braguitas grises, también deportivas. Estás sola, con sueño, pero al mismo tiempo tienes un poco de humedad por la conversación que minuto...