Mi historia contada por ella

No era la primera vez, ni la segunda, ni la tercera que quedábamos, nuestras vidas ya giraban en torno a esperar una llamada para decir, “este fin de semana puedo” y escuchar del otro lado del teléfono, “yo también estoy”.

No era la primera vez, ni la segunda, ni la tercera que quedábamos, nuestras vidas ya giraban en torno a esperar una llamada para decir, “este fin de semana puedo” y escuchar del otro lado del teléfono, “yo también estoy”.

Estaba en la habitación del hotel y tú habías bajado a comprar unas fresas, esa tarde te quería sorprender con algo nuevo y deseaba que a ti te gustara, así que te dije cuando te ibas que procuraras tardar un ratillo, a lo que accediste después de regalarme una sonrisa picaron...