Obsesionado por mi rabo
Una excursión de fin de curso. Padre e hijo compartiendo habitación. Un rabo palpitante y una boca ardiente se convierten en una obsesión.
Tengo 40 años y estoy casado con una bonita mujer a quien todavía amo.
Tenemos dos hijos, un varón de 18 años, Álvaro y una niña de 9, a quien llamamos cariñósamente Dènia.
Somos una buena familia, por lo menos eso he creído yo hasta hace poco tiempo.
Lo que les voy a contar supone para mi un esfuerzo porque aún no he asumido totalmente lo ocurrido, y me cuesta mucho.
Siendo yo uno de los adultos que acompañaba a los chavales a su esperada y deseada excursión de final de curso , en l...