Un casado en la sauna
Un chico casado decide ir un día a una sauna gay para saber que se siente al chupar una polla. ¡Y lo sabrá!.
Había encontrado aparcamiento en la misma calle, a escasos metros de la sauna. Volví a mirar la publicidad que tenía en el bolsillo y, efectivamente, ese era el lugar al que me dirigía. Bajé unas escaleras y me encontré con una ventanilla junto a una puerta cerrada.
- Hola corazón, son diez euros - me espetó un ser indefinido a medio camino entre efebo y mujercita.
Saqué el dinero, pagué y a cambio me entregó las llaves de la taquilla dieciocho en una muñequera, unas zapatillas de goma, una...