Pídeme lo que quieras!10

No pdia dejarlas con la intriga n_n... espero estar actualizando mas seguido... gracias por leer... tengo historias propias pero no estan terminadas.. algun dia las subire.. saludos!! gracias por seguir leyendo!!

Autor: Megan Maxwell

En Jerez, mi padre no habla, sólo me mira.

Hace tres días que he llegado y soy una piltrafilla humana. Sabe que no estoy bien, que algo ha ocurrido entre Annette y yo, pero respeta mi silencio. Los vecinos de mi padre son otro cantar.

Continuamente me preguntan por la Frankfurt y eso me desespera. Algunas veces no tienen tacto y ésta es una de esas veces.

Alguien avisa a Fernanda de que estoy allí. Me envía mensajes al móvil y al tercer día se presenta en m...

Pídeme lo que quieras!9

Disculpen la demora, espero y disfruten este nuevo capitulo! gracias por los comentarios!

Autor: Megan Maxwell

Los maravillosos días juntas continúan y lo ocurrido esa noche se acaba convirtiendo en una anécdota más. Dedicamos los días a tomar el sol, a charlar y a disfrutar de nuestra compañía. Los mensajes de la tal Betta siguen llegando e intento no pensar en ellos. No debo. Fernanda también me manda mensajes a mí y Annette se abstiene de comentarlos.

Una de las mañanas nos vamos los cuatro de excursión a Tarifa, para ver las ruinas romanas de Baelo Claudia en Bolonia. Comemo...

Pídeme lo que quieras!8

Aquí les va otro capitulo de esta adaptación, que lo disfruten. Gracias por leerla.

Megan Maxwell

AL día siguiente, en la maravillosa villa y tras una noche plagada de morbo y pasión entre nosotras, Annette y yo tomamos el sol desnudos mientras planeamos una escapada a Zahara de los Atunes. No hemos vuelto a mencionar a Fernanda. Ninguno quiere hablar de ella. Me besa el tatuaje. Le ha encantado. Cada vez que me hace el amor, me mira con lujuria y me dice: «¡Pídeme lo que quieras!». Me vuelve loca. Totalmente majareta.

Annette me ha propuesto ir a casa de unas amigas suyas...

Pídeme lo que quieras! 7

Disculpen la demora, espero que les guste.

Megan Maxwell

LUNES

El despertador suena a las siete de la mañana.

¡Qué asco madrugar!

Me levanto y me meto en la ducha sin ganas. Estoy agotada. No he podido dormir pensando en Annette.

Cuando regreso a la habitación para vestirme, fijo mi mirada en la lamparita. Me siento en la cama y, con añoranza, paso mis dedos por el dibujo de sus labios y su nombre. Durante un buen rato me dedico a mirarlo mientras pienso en ella.

Finalmente me levanto de la cama. Tengo que ir...

Pídeme lo que quieras! 6

Sus pupilas se contraen y me hablan pero hoy no quiero entenderlas. Me niego.

El fin de semana pasa y el lunes tomamos un avión que nos lleva a Guipúzcoa. La actitud de Amanda hacia mí no parece haber cambiado. Está cortante y más distante, algo que con Annette no sucede. Me molesta cómo intenta que no me preste atención. Pero el tiro le sale por la culata en todo momento. Annette, en sus funciones de jefe, me busca continuamente y eso a Amanda la saca de sus casillas. Las reuniones se suceden y, tras Guipúzcoa, vamos a Asturias.

Annette y yo durante el día trabajamos codo con...

Pídeme lo que quieras! 5

La gente nos mira y yo ya me estoy arrepintiendo de lo que acabo de hacer. ¡Madre, qué cara de mala leche! Esa espontaneidad mía me va a dar disgustos y creo que en décimas de segundos llegará el primero.

Autor: Megan Maxwell

A las siete y media de la mañana del lunes estoy en pie. Curro está tranquilo. Le doy su medicación y desayuno. Luego me meto en la ducha. Diez minutos después salgo, me visto y me maquillo.

A las ocho y media entro en la oficina. En el ascensor coincido con Valeria y nos felicitamos por haber ganado la Eurocopa. Estamos emocionadas. Bromeamos sobre nuestro fin de semana y, como siempre, terminamos a carcajadas. Subimos a la cafetería y allí gritamos con otros compañero...

Pídeme lo que quieras!

Esta es una historia poco común, espero les guste.

Autor: Megan Maxwell

Qué pesadita es mi jefa.

Sinceramente, al final tendré que pensar lo mismo que media empresa: que ella y Valeria, la guaperas de mi compañera, tienen un lío. Pero no. No quiero ser mal pensada y entrar en la misma ruleta en la que todas mis compañeras han entrado. El cuchicheo.

Desde enero trabajo para la empresa Müller, una compañía de fármacos alemanes. Soy la secretaria de la jefa de las delegaciones y, aunque mi trabajo me gusta, me siento explotada muy a menu...

Pídeme lo que quieras! 2

Entonces, el recorrido de sus labios se detiene frente a mi boca. Sin dejar de mirarme, saca su húmeda lengua, la pasa por mi labio superior, después por el inferior y, finalmente, me da un leve y dulce mordisquito en el labio.

Autor: Megan Maxwell.

A la mañana siguiente, cuando llego a la oficina, la primera persona que me encuentro al entrar en la cafetería es a la señorita Kirschner. Noto que levanta la vista y me mira, pero yo me hago la sueca. No me apetece saludarla.

Ahora ya sé quién es y siempre he pensado que los jefazos cuanto más lejos, mejor. Lagarta, lagarta- Pero la verdad es que esta mujer me pone nerviosa. Desde su posición y escondida tras el periódico, intuyo que me está observando, que me está estudi...

Pídeme lo que quieras!4

De pronto, siento sus dedos hurgar por debajo de mis bragas y eso todavía me calienta más.

Autor: Megan Maxwell

Estoy dormida como un tronco cuando oigo el sonido de la puerta de mi casa al abrirse. Salto de la cama ¿Qué hora es? Miro el reloj de mi mesilla. Las once y siete. Me tumbo de nuevo en la cama. No quiero saber quién es hasta que, de pronto, una pequeña bomba cae sobre mí y grita:

—¡Hola, titaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Mi sobrina Luz.

Maldigo en silencio, pero luego miro a la pequeña y la agarro para besarla con amor.

Adoro a mi sobrina. Pero cuando...

Pídeme lo que quieras! 3

Dejo el ramo sobre mi mesa y firmo el papel que el chico me tiende. Una vez se va el mensajero, llevo las preciosas flores hasta el despacho de mi jefa. Las dejo encima de su mesa y me doy la vuelta para marcharme.

Disculpen por no aclarar que era un texto modificado.

Autor: Megan Maxwell

Es una trilogia y si quieren irla subiendo.

AL día siguiente, cuando llego a la oficina y entro en el despacho de mi jefa para buscar unos archivos, suspiro al recordar lo ocurrido allí el día antes. Casi no he dormido. Mi mente no ha parado de pensar en la señorita Kirschner y en lo sucedido entre nosotras. La noche anterior, cuando llegué a casa, vi en diferido el partido Alemania-Italia. ¡Vaya partidazo de Italia...