Confesión de verano
Mi amigo Manolo se confiesa
Aquella tarde mi amigo Manolo y yo estábamos sentados en un banco de la plazoleta en la que vivíamos. En aquel tiempo teníamos 18 años, y nos conocíamos desde que entramos al colegio siendo pequeños. Además, vivíamos en portales contiguos.
Mi amigo siempre había sido un poco reservado, cosa que yo achacaba al hecho de que su padre falleció cuando él tenía un año, y sus dos hermanas mayores y él fueron educados de forma muy estricta por su madre, una mujer que buscó consuelo a su viudedad refugiándose...