Paris, más allá del límite (y 4)

Alberto lleva a Teresa a una velada sadomasoquista. Vivirá allí unas experiencias que cambiarán su vida para siempre...

riing… riing… riing

-¿Dígame? ¿Quién? Ah, Pierre. ¡Qué alegría! Sí, mucho tiempo ya, demasiado. ¿Cómo? A ver, cuéntame

Pasaban pocos minutos de las once de la noche. Teresa y yo habíamos salido del hotel y andábamos erráticos, cual vagabundo de la vida, por la noche de Paris cuando sonó el teléfono. Era Pierre, un amigo de hace años, crítico literario de profesión y mecenas parisino de las artes y de las, veladas sadomasoquistas. Me invitaba a una cena "temática" en su casa. Al principio m...

París, más allá del límite (3)

Teresa acudirà al hotel de la mano de Alberto sin sospechar lo que allí le espera: Monique transformada en cruel domina...

Salimos del Duc des Lombards en dirección al hotel. Paris es imprevisible en este sentido; tan pronto encuentras taxi en la primera esquina como tienes que andar media hora para pillar uno. Y fue lo segundo. La noche era fresca pero una preciosa luna llena, de aquellas que propician los más aberrantes crímenes y las más apasionadas historias de amor, invitaba a caminar así que fuimos avanzando por Sebastopol hasta Turbigo y luego Réamur. Desde aquella posición se divisaba Saint-Dénis

-Sabes Tere...

París, más allá del límite (2)

Teresa acude a su cita con Alberto para explorar sus "límites" como sumisa. Sin embargo desconoce que una tercera persona entrará en liza...

Pasaban pocos minutos de las nueve de la mañana cuando llegué al despacho. Monique, la secretaria, me esperaba con el café humeante, el resumen de los puntos a tratar en el orden del dia y una encantadora sonrisa acompañando su habitual "Bonjour Monsieur Albert. Vous avez eu un bon vol?".

-Gracias Monique. Sí, he tenido un buen vuelo.

Y de inmediato pensé que había tenido más que un buen vuelo

Durante el trayecto de Orly al centro de Paris, en el taxi, no había podido quitarme a Teres...

Paris, más allá del límite

Una mujer sumisa explorará de la mano de un experto amo, en un viaje iniciático a Paris, qué se siente cuando se cruzan los límites...

Ding, dang, dong. Ding, dang, dong.

Departure of flight Air France four nine one, to Paris. Please passengers proceed to gate number sixty-five.

Con el anuncio de la salida de mi vuelo desperté del semi-letargo en el que estaba sumido desde que se había diluído la cafeína que me había inyectado en vena para intentar sobrellevar dignamente esos madrugones a los que me obliga la empresa.

Sí. Voy regularmente a París a presentar y defender los balances de la compañía. Es una ciudad que,...

Cati, la malvada (y 6)

Olga acudirá a un gabinete sado-maso dónde le espera una monumental sorpresa.

Cuando entré en aquella sorprendentemente amplia habitación fue como si un flash-back existencial me asaltara. No sabría decir cuántas personas había pero mi sensación era de multitud. Una multitud silenciosa que me observaba entre indiferente y lasciva.

De pronto ya no sentía incomodidad por la extremada apertura de mis piernas ni dolor por la posición elevada y antinatural de mis brazos atados a la espalda; ni tan siquiera me percataba que iba a ser, probablemente, objeto de las más variadas y...

Cati, la malvada (5)

Esta noche me vestiré como una puta. Cati quiere entregarme...

Cuando el teléfono sonó el corazón me dio un vuelco. Hacía varias semanas que no sabía nada de Cati e intuí que era ella.

-¿Dígame?

-Hola preciosa, ¿cómo estás?

-Bbb..bien. Ahora mismo un poco ocupada, pero bien.

Sí, era ella. Sólo con oir su voz mi cuerpo se estremecía. No podía quitarme de la cabeza ese espléndido cuerpo que, después de haberme sometido a las más variadas depravaciones, se acababa retorciendo de placer sobre el mío.

Sus sonrosados labios vaginales, que hu...

Cati, la malvada (4)

Olga y Cati se dirigen al hotel. La primera no puede imaginarse lo que allí le espera...

Había dejado de llover y saliendo del restaurante decidimos airearnos un poco, así que bajamos las cuatro juntas, a pie, hasta plaza Cataluña. La ciudad estaba espléndida; el bullicio callejero daba la nota cálida en una tarde post-lluviosa que el viento del Norte se había encargado de enfriar considerablemente. Las aceras mojadas ejercían de improvisados espejos dónde se reflejaban la mayor parte de los cuerpos y algunas de las almas que transitaban no ya por la urbe sino por la misma vida. En alguno...

Cati, la malvada (3)

Camino de su cita con Cati, Olga se topará con el barman del capítulo anterior. Sabremos que ocurrió aquella noche en el Dry Martini cuando bajaron las persianas...

Esa maldita huelga de taxis duraba ya demasiado y no tuve otro remedio que coger el tren para acercarme a la ciudad.

Dos días antes había recibido la llamada de Cati. Quería invitarme a comer. Quedamos a las tres, así que aquel dia me las arreglé para salir temprano del trabajo y pasar por casa a acicalarme. Tuve la suerte de que un compañero se prestó a acompañarme y, de este modo, pude tomármelo con tranquilidad.

Tenía un vestido monísimo de punto, de color pistacho, por estrenar. Me iba...

Cati, la malvada (2)

Meses después Olga se reencuentra por sorpresa con Cati. La noche es larga... puede pasar de todo.

Llovía. Llovía a cántaros y la noche se presentaba desapacible. Desde la ventana del vestidor vislumbraba la luz de la farola de la esquina; bajo ella se arremolinaba esa lluvia, en ráfagas de intermitente tramontana.

El imponente silencio de la casa quedaba roto, sólo durante algunos instantes, por el repiqueteo de las gotas en los cristales.

Al abrir las puertas del armario se me planteó la primera duda: Elegante, sí, pero ¿atrevida? ¿o insinuante? ¿o quizás, directamente, exhibicionista...

La Perla del Este

Sumida en el background de Shanghái la protagonista coquetea con el descontrol de su cuerpo y de su mente...

Cuando sonó el teléfono faltaban pocos minutos para las diez de la noche. Mrs K? His taxi waiting. Acabé de pintarme bien los labios. Rojo subido. Me había recogido el pelo en un moño y la exagerada prolongación de la raya de los ojos unida al vestido de seda negro semitransparente con encajes de lentejuelas ceñido al cuerpo me proporcionaba un aspecto decididamente oriental. Me acerqué hasta el ascensor con el paso titubeante que los zapatos, también negros y de altísimo tacón, me marcaban. A la...