Hasta esa noche (5)
Definitivamente había algo mal en mi. Puede que fuese eso lo que él había visto, esa parte enferma de mi personalidad que encajaba con sus enfermas necesidades. Por eso necesitaba salir de ahí ya. No podía permitir que tuviese razón.
Definitivamente me había vuelto loca. Había cedido completamente a las necesidades de mi cuerpo, unas necesidades que ni siquiera sabía que tenía. Estaba boca abajo, empalada por su polla, con sus dedos aún en mi culo, aplastada por su peso, completamente empapada de sudor y con su respiración en mi cogote... y la verdad es que me sentía feliz.
Más que feliz, pletórica. Dios, había sido fantástico. La mejor experiencia sexual de mi vida.
Por un lado me sentía triunfal porque había obtenido una r...