Ser como ellas
Marta siente una envidia enorme por Silvia y Lorena, sus nuevas compañeras de trabajo. Son guapas, elegantes, buenas en el trabajo perfectas. Pero durante un viaje organizado por la empresa descubrirá que bajo esa apariencia de diosas se esconden dos zorras de cuidado.
Marta odiaba su trabajo en la inmobiliaria pero, sobre todo, odiaba a sus nuevas compañeras. Antes de encontrar ese trabajo se consideraba una chica normal, sin complejos por su físico o su forma de ser. Sin embargo, en los tres meses que llevaba trabajando en "Inmoseda" había desarrollado una envidia insana y un odio soterrado hacia sus dos compañeras, Silvia y Lorena.
La estructura orgánica en su oficina era muy sencilla. Carmen, una mujer de unos 40 años, casada y con dos hijos, era la gerente...