Encuentro en la penumbra (conclusión)

En una sugerente atmósfera habíamos dejado a nuestros protagonistas. Ahora, el relato continúa...

ENCUENTRO EN LA PENUMBRA (conclusión)

...un súbito chasquido inunda la estancia y se clava en lo más hondo de tu cerebro, traspasando a vertiginosa velocidad tu oído; he dejado caer al suelo la cadena...

Distancia... sientes como mi cuerpo se separa fugazmente del tuyo; desearías llamarlo, reclamarlo, volver a sentir su contacto apremiante y exigente, pero lo cierto es que ya no sientes mi piel contra la tuya. Sólo un ligero retorno a la realidad, a tu parte más racional, te convence que es...

La comisaría

Un interrogatorio al mejor estilo del cine negro...con un sorprendente final. Dominación, fetichismo, bondage...

LA COMISARÍA

Estaba esposada con las manos detrás del respaldo de la silla. La luz que emanaba del viejo flexo de aluminio incidía en su rostro y se desparramaba, ya con menos intensidad por el resto de su cuerpo, reverberando en el cuero de su vestido.

El hombre la miraba en silencio, con el pie posado en el asiento de una silla y con el cuerpo inclinado hacia ese lado. Fumaba en silencio, escrutador y azuladas volutas de humo subían espiral hacia el techo del cuarto, acariciando la apaga...

Encuentro en la penumbra (1)

Contigo necesito crear ese rito, esa liturgia sin la cual nada tiene sentido...

ENCUENTRO EN LA PENUMBRA (Parte I)

...he vendado tus ojos para sumergirte en un mundo de intensas sensaciones. Acerco el extremo del cáñamo a tu cara, lo deslizo como mostrándotelo hasta tu cuello y hasta el canal de tus pechos. Desde tu forzada oscuridad sientes un leve cosquilleo y te excitas pensando en que este juego es un anticipo de sensaciones más intensas que vendrán después cuando la presión se cierna sobre tu expuesta piel. Ahora te bajo el extremo del cabo por tus brazos, llega a...

Natalia y el mar

Cumpliran su fantasía erótica en una noche de sueño, navegando por el amplio mar.

Mis ojos se fijaron en ella tan pronto como entré en mi habitual bar de copas del Paseo Marítimo. Estaba sola en la barra atestada de gente y lucía un espléndido tipo enfundado en un escueto vestido negro. Nunca la había visto por allí, aunque era normal, estábamos en Semana Santa y la afluencia de turistas en Palma es notable en esa época del año.

Saludé a un par de conocidos del local y cuando me volví de nuevo hacia ella, ya no estaba sola. Charlando animadamente junto a ella se encontraba Rossana,...