La llegada de mi cuñada (parte 4)
Consumación de nuestra aventura
Através de la ventana observé como el Seat Leon de mi novia, abandonaba la urbanización para ir al trabajo. Esa tarde me iba a follar a mi cuñada de una vez por todas y no habría más interrupciones. A petición mía se había puesto una falta y llevaba todo el día enseñandome sus maravillosas piernas. A causa de ellos había pasado toda la mañana contando las horas que faltaban para que Raquel se fuera a trabajar. Y creo que mi propio trabajo se vio ligeramente resentido, pues aunque trabajaba desde casa, no es...