Siempre me porto bien.
Noelia tiene veinticinco años y está a punto de casarse. Pero ella siente que no disfrutó tanto de la vida de soltera como podría haberlo hecho. Por eso decide salir sola una noche, a conocer gente en un pub de mala muerte.
Siempre me porto bien.
El aire del pub estaba viciado, como si no se hubiera abierto una ventana en años. Noelia se quedó de pie, agarrándose un brazo y arrepintiéndose de haberse puesto un vestido tan corto. Se trataba de un vestido gris perla, que le había regalado una amiga varios años atrás, y ésta era la primera vez que se animaba a usarlo en público. El vestido cubría sus nalgas con lo justo, y era bastante escotado. Ella no tenía pechos enormes, pero sí lo suficiente como para llamar la a...