De compras

Atraen las miradas de todos aquellos con los que se cruzan, tipos que vuelven la cabeza a su paso y babean embobados mientras bizquean intentando ver más allá del inestable límite de las falditas...

Me encanta verlas pasear cogidas de la mano. Comienzo a mirarlas desde abajo, con esos taconazos imposibles que dejan enano a cualquier pobre tipo que se les acerque. Voy subiendo desde sus tobillos a unas pantorrillas musculosas que reflejan las muchas horas de gimnasio y que no tardan en dar paso a unos espléndidos muslos, torneados, morenos y brillantes… sus faldas, más micros que minis, apenas ocultan unos glúteos que se adivinan espectaculares bajo la fina telita.

Me entretengo largamente en el s...

Noche desconocida

Tras de ti, al fondo, un tío alto, rubio, musculado, hipnotizado por tu culo que empinado se ofrecía a su vista, dejó a la mujer con la que retozaba y, levantándose, se dirigió hacia ti...

Noche desconocida

Era un local desconocido en una ciudad desconocida. Habíamos entrado buscando refugio del frío de la noche con una copa que nos calentara por dentro. Nada más entrar nos dimos cuenta que el ambiente era un tanto peculiar. Música suave, sofás y cojines distribuidos como al azar por toda la sala e iluminados por una luz tenue que oscilaba entre tonos verdes y rojos. Aquí y allá se veían parejas charlando medio tumbadas con una copa en la mano. En algunos casos las copas se calent...

Zambullida a tres

Llevé mi mano hacia ella con la idea de “relajar la tensión” pero un “¡ni se te ocurra!” lanzado a coro por las dos me dejó clavado a medio camino. “Ya te llegará el momento” me dijeron...

Llegamos a la playa recién comidos y con un calor de no te menees. Nos tiramos al agua de cabeza ¡huumm! ¡qué delicia! Esto sí que es vida, refrescarte y zambullirte dejando atrás las prisas del día y el bullicio de la ciudad. Después de un buen rato salimos y al llegar a donde habíamos dejado las sillas vimos a nuestra amiga Julia que venía hacia nosotros. Nos saludamos con un efusivo beso y un abrazo que me permitió notar contra mi pecho la presión de sus enormes tetas.

"Que la vas a desgastar...

Tigresa enjaulada

Te acercabas cada vez más, abriéndote como si tu coño quisiera atravesar las rejas, lanzarse hacia mí y devorarme

Caminaba por la calle cuando noté tu presencia, miré hacia la derecha y te vi enjaulada tras las rejas de tu balcón. Me ignoraste. Llevabas una falda bastante corta y una pequeña camiseta, que apenas alcanzaba a tapar tus pechos, y que con su fina tela permitía adivinar tus pezones tan apetitosos como bombones.

Tus manos se metieron bajo la camiseta y, levantándola, liberaron tus tetas de su estrecha prisión. Las acariciaste suavemente, haciéndolas girar, levantándolas, ofreciéndomelas sin mirar...

Del chiringuito a las dunas

Las jarras de cerveza helada venían de maravilla para combatir el calor que habíamos acumulado tumbados al sol durante toda la mañana. Pero poco podían hacer para refrescar las mentes calenturientas de Tigresa y Yolanda.

Del chiringuito a las dunas

Las jarras de cerveza helada venían de maravilla para combatir el calor que habíamos acumulado tumbados al sol durante toda la mañana. Pero poco podían hacer para refrescar las mentes calenturientas de Tigresa y Yolanda.

Para empezar, iban mínimamente vestidas con unos tangas pequeñísimos de colores muy vivos (rojo brillante el de Tigresa, azul eléctrico el de Yolanda) y unas estrellitas a juego dibujadas sobre sus desnudos pezones. Tigresa se había colocado enc...

Tras el sprint

A pesar de tener las piernas ardiendo y el corazón desbocado por el esfuerzo del pedaleo no podía dejar de mirar a Toñi mientras machacaba su bici frente a mí. Sus piernas estaban cada vez más rojas y sudorosas, sus tetas subían y bajaban al compás del sprint, sus voces ¡hay que ponerla dura! ¡Sacando el culito! Contribuían a excitarme aún más.

Ya publiqué con anterioridad este y otros dos relatos bajo otro nick. Ahora lo presento (con pequeñas modificaciones) como Noctámbulo para que forme parte de mi grupo de relatos:

Tras el sprint

A pesar de tener las piernas ardiendo y el corazón desbocado por el esfuerzo del pedaleo no podía dejar de mirar a Toñi mientras machacaba su bici frente a mí. Sus piernas estaban cada vez más rojas y sudorosas, sus tetas subían y bajaban al compás del sprint, sus voces ¡hay que ponerla dura! ¡Sacand...

La hormiguita

Te relajas, te adormeces, ronroneas,… pero un picorcillo inoportuno junto a tu ombligo reclama tu atención. Debe tratarse de alguna hormiguita que te hace cosquillas al deambular sobre tu piel. La notas andar hacia arriba, entrando bajo tu camiseta y escalando tu pecho derecho hasta coronar el pezón.

La hormiguita

Un bonito día de primavera. Un paseo por el campo. Un campo lleno de flores, de hojitas verdes, de luz, de agradables olores,… pero también con sus bichitos siempre molestos y, en ocasiones, convertidos en intrépidos exploradores.

Te tumbas sobre la hierba, sintiéndola bajo ti y con el sol calentando tu cuerpo. La visera de la gorra medio cubre tu cara. La camiseta arremangada por la cintura solo tapa tus pechos que se elevan como montañas hacia el cielo. Tus pantaloncitos co...

Amos de la noche (2)

Hazla gemir de placer y dolor. Lame su cuerpo en busca de minúsculas heriditas en las que se esconda su sangre. Embriágate con su primer amor, con su última copa. Para un poco de vez en cuando y mira sus ojos. Observa como crece en ella la ilusión de que todo ha acabado y el temor de no volver a sentir lo mismo. Vuelve entonces a beberla suavemente, rompe sus ilusiones, libérala de sus temores.... llévala hasta el límite una y otra vez hasta que sea imposible el retorno y entonces comparte conmigo su sangre y tu placer

Amos de la noche (2ª Parte)

Hambre. Se que tienes hambre. Lo veo en tus ojos de la misma forma que veo como te asusta esa hambre. Te asusta porque te supera, te domina. No tiene nada que ver con lo que tú creías que era el hambre. Esa sensación de desazón que notabas cuando te apetecía comer. Tampoco es comparable a las señales que tu cuerpo te mandaba las veces, pocas, muy pocas, en las que no pudiste atenderlo en sus primeras demandas de alimento.

Esto es otra cosa. Sabes lo que necesitas...

Imagina ...

Imagina que te levantas y vas hasta allí andando despacito, contoneándote suavemente mientras tus tetas desnudas se bambolean. Imagina que entras en el agua delante de ellos, entre sus dos cañas, y cuando apenas te llega a las rodillas te agachas lentamente para mojarte las manos, ofreciendo a su vista tu culito redondo y atlético en el que queda sumergida la mínima tela de tu mínimo tanga.

Imagina

El pasado fin de semana aprovechamos el buen tiempo y nos fuimos a la playa. Hacía un día estupendo, soleado sin apenas brisa pero sin el calor agobiante de pleno verano. Además había poca gente. Nos echamos en las tumbonas y nos dejamos atontar por el solecito, curioseando a nuestro alrededor ... "Mira aquellos de allí" te dije señalando a dos tipos que estaban a unos quince metros de nosotros con sus cañas de pescar clavadas en la arena y pintas de aburridos.

.... Imagina que te...

Nos confesamos

En la oscuridad del confesionario, entre el olor de las velas y la madera antigua, recuperamos el aliento y recompusimos nuestras ropas intentando borrar cualquier prueba de nuestra aventura ...

Nos confesamos

Llegamos temprano a la iglesia con la idea de aparcar el coche cerca y no tener que dar muchas vueltas, así que nos tocó esperar un ratito en la plazoleta que hay frente a la misma. Era mediodía y, aunque el viento soplaba un poquillo, el día estaba bonito con un sol brillante que resaltaba el mantón claro que sobre la transparente blusa negra se había colocado la Tigresa. Estuvimos un rato charlando mientras esperábamos y la conversación nos llevó a la historia que habíamos visto...